Nacho Vegas : En la parte noble de la zona sucia
El Campoamor, poco acostumbrado a según qué conciertos, no se llena para recibir al músico asturiano
Nacho Vegas provoca aplausos y risas en un concierto al que casi no llega
Nacho Vegas llevaba unos días de mucho trajín. En realidad, con su último disco, 'La Zona Sucia', las cosas parece que andan más ajetreadas que nunca. A principios de semana junto a músicos como Amaral o Christina Rosenvinge tocó canciones de Dylan. Lo hizo en el Círculo de Bellas Artes de Madrid y lo hizo a pesar de que a lo largo de su vida el respeto por las canciones del cantautor americano le habían impedido hacerlo. Quizás sea cierto y Nacho Vegas esté 'madurando'. Eso es lo que más se dice desde que a mediados de febrero, concretamente el día de San Valentín, sacara a la venta su primer trabajo con la etiqueta Marxophone, un sello del que él es socio.
El concierto de ayer en el Teatro Campoamor de Oviedo sirvió para que en casa, o justo al lado, se conociese esta nueva faceta suya, que sus defensores vienen a llamar evolución. También para que el propio Nacho Vegas conociera el teatro de la capital: «Siendo asturiano de Gijón, que nunca hubiera estado aquí..», contó tras un par de canciones. Las mismas con las que abrió boca en el concierto del Jovellanos: 'Cuando te canses de mi' y 'Cosas que no hay que contar'.
El recital arrancó apenas cuatro minutos sobre la hora prevista y, por lo que contó Vegas, fue poco más que un milagro: «Llegué a Oviedo hace 20 minutos. Por cortesía de Air Europa he estado en Barajas durante cuatro horas». Le agradeció a los amigos que habían ido a buscarle y les dedicó una canción, como también lo hizo con otros de los que tiene en la capital asturiana, mostrándose cercano.
Sonó muy bien la banda. A ratos por el énfasis de su movimiento y en determinados temas por su prodigiosa capacidad para hacer vibrar las tablas de un escenario acostumbrado a otras lides y otras músicas. El bajo, Luis Rodríguez, tocaba en casa y en el apoteósico final de 'Mercado Sonora' terminó por lanzar su instrumento al suelo y tocarlo arrodillado.
Entre sus grandes clásicos, reservados para última hora el tema 'El hombre que casi conoció a Michi Panero' y en medio de un concierto de casi dos horas momentos de auténtica complicidad con el público: «Cuatro horas en Barajas, un sitio emocionante. La comida es una 'mierda', pero al menos es cara. Lo pasé 'de puta madre' y pensé que si pudiera hacer algo prohibiría los aeropuertos. Desde que comenzó la aviación comercial el mundo empezó a ponerse peor. Fijaros desde principios de siglo lo que ha pasado: guerras mundiales, bombas nucleares, FAC ha arrasado en Asturias...» y, como con cada canción, también en los monólogos, el gijonés se llevó la ovación.
Con traje negro y pañuelo rojo en el bolsillo de la americana, intercambiando la guitarra eléctrica y la acústica, reservando casi prácticamente ésta última para los temas de su nuevo disco, Nacho Vegas hiló un concierto que creció en intensidad. Ya lo había contado: «En la pista limpia hay orden, pero las cosas interesantes proceden de lo imprevisto, de lo que no tiene explicación» y así, improvisando distancias ante el micrófono, afinando a cada tema por no haber tenido tiempo antes, el noble teatro ovetense, cobró vida y sonó completamente vivo.
Comentarios