Crónica - Caifanes en Puebla 7 octubre 2011




Caifanes se reencuentra con poblanos pese a lluvia y frío.

El grupo ofreció un concierto en Puebla, sus fans presenciaron lo que muchos creyeron imposible: la banda reunida pese al tiempo y distanciamiento.




Transcurrieron 17 años y 120 minutos para que Caifanes se reencontrara con el público de Puebla. Ni la lluvia ni el frío detuvieron a los fans que la noche del viernes acudieron al estadio de beisbol Hermanos Serdán para ver lo que muchos creyeron imposible: la legendaria banda de rock reunida pese al tiempo y los distanciamientos.
El clima fue amable y la lluvia desapareció justo antes del concierto, el cielo quedó nublado y la luna obsequió un brillo especial.

La entrada al recinto fue complicada y peligrosa, pues los organizadores decidieron que los asistentes de todas las localidades ingresaran por la misma puerta en la que una débil reja alertaba con caerse y lastimar a la gente.

La impaciencia era grande, pero la emoción lo era más. Al filo de las 22:00 horas las luces se apagaron y en la pantalla se proyectó el nombre "Caifanes" con la clásica tipografía roja y el mitológico perro.
De pronto las luces azules y violetas incendiaron el ánimo de miles de jóvenes, adultos, niños y hasta abuelos que desbordaron en gritos cuando al fin salieron Diego Herrera, Alfonso André, Sabo Romo, Alejandro Marcovich y Saúl Hernández.

Tal como lo llaman desde hace décadas los Caifanes y sus seguidores, aquello no fue un concierto sino un verdadero "ritual", una fusión homogénea de personas de todas edades y estratos.

El extenso repertorio fue una ofrenda para los verdaderos fans de la banda. Como en sus mejores épocas, interpretaron los himnos que los llevaron al éxito y los temas menos conocidos cuyas letras fueron coreadas por minorías.

La primera rola fue "Viento", seguida por "Negro Cósmico" y "Para que no digas que no pienso en ti".

"¡Gracias, raza! Este aplauso es para ti", exclamó Saúl, el caifán mayor, quien recomendó "A la vida hay que tenerle coraje, no miedo, raza".

"Miedo", fue el siguiente tema que permitió al público cantar la estrofa "hasta que el sol, se escape con la luna", señalando el cielo que enmarcó ese reencuentro generacional.

La instalación de sillas metálicas robó parte de la esencia al encuentro, los asistentes no podían saltar ni bailar como es común en los masivos. Aunque unas cincuenta personas en la zona preferente abandonaron los asientos y crearon un pequeño slam.

Los Caifanes prosiguieron con "Nunca me voy a transformar en ti" y "La Vida no es Eterna", la letra de esta última venía a la medida con las circunstancias -mira cómo se te cae todita la cabellera- pues Alejandro y Diego no gozan de aquellas melenas alborotadas al estilo de The Cure.
Continuaron con "Sombras en Tiempos Perdidos", "Te estoy mirando", "Miércoles de Ceniza", "Aquí no es Así", "Cuéntame tu vida", "Antes de que nos olviden", "Ayer me dijo un Ave", "Hasta Morir", "Estás dormida", "Debajo de tu piel", "Mátenme porque me muero" y "Amanece".

Saúl advertía sobre el final del ritual, presentó a cada uno de los integrantes, primero Alejandro Marcovich, en la guitarra. La gente gritaba "Marcovich, Marcovich", luego Alfonso André en la batería a quien el público ovacionó y aplaudió por dos minutos.

Uno de los momentos más emotivos fue la presentación de Diego Herrera, en los teclados "¡Oe, oe oe oe, Diego, Diego!" gritaron los fans por cerca de cinco minutos. El rostro de Diego era una mezcla entre incrédulo, agradecido, melancólico y emocionado.

Las porras también fueron duraderas para Sabo Romo y finalmente Saúl se autopresentó como el vocalista e inmediatamente el emblemático "Saúl, Saúl" retumbó en las gradas y la cancha del estadio.

Hernández, cuya voz cansada es prueba fiel del paso del tiempo, le agradeció a "la raza" el haber esperado 17 años y 120 minutos para este reencuentro, se sorprendió porque las nuevas generaciones conocen las letras y su música, por ello entonó "Nos vamos juntos" y entonces el "haciendo viejos" adquirió un profundo sentido.

Los rockeros que llegaron a la cúspide en los 80's y 90's se despidieron, las luces se apagaron, pero minutos después reaparecieron con "Nubes", "La Célula que Explota" y "Afuera", éste -cuando el reloj marcó las 01:00 horas del sábado- sí fue el final.
 EL UNIVERSAL

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Antes de que los olviden, los Caifanes volvieron a Puebla 










Las nuevas generaciones los vieron por primera vez en Puebla. Y quienes tienen una vida conociéndolos, revivieron sus recuerdos ayer en el estadio Hermanos Sedán. A pesar de la lluvia, la desorganización, incluso la impuntualidad, el concierto de Caifanes en la Angelópolis fue todo un éxito. Un auténtico recorrido por su repertorio, que incluyó los clásicos "No Dejes Qué", "Viento", "La Negra Tomasa", "La Célula Que Explota".


Ante 20 mil personas, la legendaria banda de rock mexicana regresó a Puebla con su nuevo tour. Vinieron con la alineación original, integrada por Saúl Hernández, Sabo Romo, Alejandro Marcovich, Alfonso André y Diego Herrera.




Los ánimos nunca decayeron a pesar de que la lluvia se hizo presente antes de que los fans pudieran tomar sus lugares en el estadio Hermanos Serdán. El acceso al recinto fue caótico, porque la puerta era demasiado estrecha y privó la desorganización entre los elementos encargados de brindar seguridad.


La cita estaba programada para las 20:30 horas, pero la mitad de la gente aun no había ingresado a las instalaciones a esa hora. Pero nada de eso influyó para que la buena vibra invadiera tanto a los adultos como a los muy jóvenes. Al final, y con dos horas de retraso, Caifanes apareció en el escenario en medio de aplausos, gritos y chiflidos.
La euforia se desbordó cuando las primeras notas de "Viento" comenzaron a sonar. De ahí comenzó un recorrido por el historial que los hizo leyenda: "El Negro Cósmico", "Para que no Digas Que No Pienso En Ti". En este punto donde Saúl dijo a sus seguidores: "En la vida hay que tener coraje, no miedo", y así dio paso a la canción "Miedo", pasando por "Te Voy A Dar Todas Mis Cosas".





Una vez más, Saúl Hernández tuvo palabras para todos los presentes en el Hermanos Serdán: "Raza, hoy sólo somos uno. Dios te bendiga hoy y siempre" y entre gritos y aplausos continuaron su presentación con "Mira Que La Vida No Es Eterna", "Sombras En Tiempos Perdidos", "Miércoles de Ceniza", "Aquí no es Así". "Cuéntame tu vida".


"¿Qué pasa con tu libertad raza?", le cuestionó Saúl al público, para dejarse escuchar con "Antes De Que Nos Olviden". En forma de exclamación, Hernández declamó "democracia, libertad y justicia" y la noche se tornó reflexiva con "Ayer Me Dijo Un Ave" y sin perder el ritmo del concierto dieron paso a "Hasta Morir", "Estás Dormida", "Perdí Mi Ojo de Venado". Y todas las miradas se juntaron en el cielo cuando se escuchó "Los Dioses Ocultos", "Detrás De Ti", "Mátenme Porque Me Muero".





El líder de Caifanes se dio tiempo para hacer las presentaciones y recoger aplausos para sus viejos compañeros. Presentó a Alejandro Marcovich en la guitarra; a Alfonso André en la batería; Diego Herrera en los teclados y el saxofón; y Sabo Romo en el bajo, quien a su vez presentó al propio Saúl Hernández.
El público no paraba de ovacionarlos, y los gritos de "Caifanes, Caifanes" colmaron el estadio mientras que Saúl le daba las gracias a toda la gente que hizo posible el concierto. Con la frase "como dirían en las cantinas: la última y nos vamos" interpretaron precisamente el tema "Nos Vamos".





El final parecía haber llegado. Los cinco músicos se congregaron en el centro del escenario para agradecer a sus seguidores poblanos, mientras los cobijaba el clásico reclamo: "¡Otra, Otra!".

Saúl de nuevo se dirigió al público: "es un honor y un placer estar contigo raza" y el encore inició con "La Negra Tomasa", que puso a bailar a más de uno. "Nubes", "La Célula Que Explota", "Afuera", hasta que llegó el cierre espectacular con "No Dejes Qué."
Un concierto que duró alrededor de dos horas y media, lleno de nostalgia y buenos recuerdos. La combinación de diversas generaciones completó el marco para que los Caifanes se reencontraran espectacularmente en la ciudad de Puebla. Memorias y postales que se quedarán impregnadas en la mente de las 20 mil personas que presenciaron un show, que probablemente nunca se vuelva a repetir.

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