Bunbury, licenciado en honestidad
Excéntrico, súper honesto consigo mismo y defensor de su libertad, Enrique Bunbury siempre ha hecho lo que le place con su música. A veces incomprendido, muchas tantas bien remunerado con el aplauso de sus seguidores.
Despreocupado un tanto del aspecto del marketing, incluso de la piratería —que tanto ha afectado a la industria musical—, ha realizado un disco con covers que en nada se asocian al rock, pero que ahora lo están en Licenciado Cantinas.
Aunque el disco todavía no sale al mercado, y sin preocupación por la piratería, Bunbury y su banda Los Santos Inocentes, han decidido estrenar algunas de ellas en el concierto que ofrecerán esta noche en el Anfiteatro Gibson, donde estarán acompañados del grupo mexicano Zoé.
En entrevista durante el descanso de uno de sus ensayos en un estudio de esta ciudad, el músico zaragozano, habla de esta nueva producción tan deseada por él desde hace 10 años, de su profundo amor por Latinoamérica y de lo que le disgusta del éxito.
A unos días de comenzar su gira y en el intermedio de un día intensivo de ensayo, Bunbury parece estar más feliz que cansado por la jornada. La gira lo tiene de ese ánimo, pero sobretodo se debe a esa "licenciatura" adoptada.
"Si tuviera que elegir entre mis discos el más personal, este sería uno de ellos", explica. "Este disco muestra mi cara, lo que soy como músico y lo que quise hacer siempre".
En esta producción de 15 cortes, todos las temas han sido matizados con una recreación musical, con su inigualable estilo interpretativo.
De esta producción, que saldrá a la venta el 13 de diciembre, se desprende el bolero Ódiame ( Barreto/Otero López), como primer sencillo.
"Este disco era una deuda pendiente con el cancionero latinoamericano", asegura. "Siempre he tenido un gusto por la música tradicional y siempre pensé que en algún momento tenía que hacer mi pequeño homenaje, visto desde mi punto de vista de lo que soy, un músico de rock".
Después de una trilogía discográfica, centrada en lo más puro del rock y en la música de raíz de este país, Bunbury cuenta que sentía que había llegado el momento de volver a sus raíces.
"Nunca he negado mis influencias de raíz y tradición [de la música] latinoamericana", argumenta.
Este cancionero, como lo llama, incluye lo inpensable en gustos, en un músico como él: cumbias (El diario de un borracho), chacareras (Chacarera de un triste) o salsa (El día de mi suerte) .
Son temas que dice, escuchó en ese camino rodante de extranjero, llegando a las cantinas o cavernas de uno de esos tantos países que comprenden Latinoamérica.
"Entraba a lugares chiquititos, donde había gente muy anciana escuchando temas, muchos de ellos que ya no tocan en la radio... mi licenciatura fue en esa música de los mayores, que conocí en las cantinas".
Su entrega en esta producción, asegura, fue total y profunda. Y decidió rodearse de talentos que en sus palabras, "no son los de gran fama, pero sí importantes en el desarrollo de la música y que he amado".
Entre ellos figuran, por ejemplo, el guitarrista cubano, Eliades Ochoa (Mi sueño prohibido), el acordeonista tejano, Freddy "Flaco" Jiménez (Llévame) y David Hidalgo, integrante de Los Lobos (El solitario).
¿Qué es para ti Latinoamérica?, se le pregunta.
"El lugar donde me he encontrado a mi mismo. Extraño porque nací y crecí en España, pero como músico creo que me he hecho grande, y no me refiero a la popularidad, sino como persona, como músico; ahí he crecido y me he enriquecido".
¿Estados Unidos?
"El lugar donde ahora vivo. ¿Quién me lo iba a decir? Pero la vida da muchas vueltas, de repente me encuentro viviendo en esta ciudad extraña y fascinante... No es una parada definitiva... El lugar en el que encuentro que se combinan bien las dos pasiones que anidan en mí: el rock anglosajón y lo latino.
¿Qué no te gusta del éxito?
"Que la gente tenga una idea preconcebida de uno. Que piensen, ‘esto no lo puede hacer, esto sí...’, que te encajonen. A mí me gusta mi profesión porque siempre la relacioné con la libertad".
¿Por qué licenciado?
"En realidad lo de licenciado por un lado es una broma, siempre que llegaba a México me decían: ‘licenciado ¿cómo esta usted?’, y me hacia gracia porque nunca me licencié en nada, fui muy mal estudiante. Y por otro lado, porque fue en esas cantinas donde conocí esta música que ya no es fácil escuchar, ahí me licencié".
Enrique Bunbury y el gupo mexicano Zoé comenzaron ayer su gira por Estados Unidos y hoy se presentan a las 8:15 en el Anfiteatro Gibson, 100 Universal City Plaza, Los Ángeles. Boletos de $29.75 a $170.75. Información (818) 622-4440.
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