VIDEOS ENTREVISTA ENRIQUE BUNBURY "PEQUEÑO" CON MONICA NOGUERA


 ENRIQUE BUNBURY "PEQUEÑO"




Decidió entonces, pasado un periodo no muy largo de tiempo, dar un salto al vacío con Pequeño (1999), un álbum con aires de cabaret y de sonidos mediterráneos, que planteó inicialmente como su último álbum: «Me propuse hacer el disco que me saliera, y me salió Pequeño. Me daba igual si la gente no lo entendía. Quería hacerlo y si me tenía que retirar, pues me retiraba. Así me lo planteé.»


La cosa empezó a cambiar. A pesar del relativo -más bien escaso- apoyo de marketing de su discográfica, Pequeño caló en el público. Canciones como "Infinito" o "El viento a favor" encumbraron nuevamente a Bunbury, que volvió al primer plano de la actualidad musical.

Empezó a reconciliarse con el público y abrió el espectro no sólo a jóvenes, sino también a mayores. Pequeño fue disco de platino, como ya lo había sido Radical sonora, y con él consiguió éxito en México y Argentina, donde Bunbury comenzaba a consolidarse como figura de culto para algunos. Entretanto, el artista recibió una nominación a los Grammy Latinos por El extranjero en la categoría de Mejor Interpretación Pop Masculina, premio que a la postre fue a parar a manos de Fito Páez, exitoso cantante argentino.
  



Terminada la etapa de Pequeño, Bunbury se fue a Tarragona a componer su tercer disco en estudio. Antes publicó, como regalo para los fans, un directo grabado en el Hard Rock Café de Ciudad de México, Pequeño cabaret ambulante (2000), con el que pretendió reflejar el espíritu de «[...]la gira que más he disfrutado en mi vida.» Para ésta gira, Enrique contó con los músicos que ya grabaron y giraron con Radical Sonora, e incorpora una sección de vientos, violín, y percusión, quedando formada así la banda, que luego vendría a llamarse "El Huracán Ambulante" con, Delsarte Morán, bajo; Rafael Domínguez, guitarras; Luis Miguel Romero, percusión; Ana Belen Estaje, violin; Javier García Vega, trombón y guitarra española; Javier Iñigo, trompeta; y Antonio Rios, saxo. Dejando para el final a los dos músicos más influyentes hasta ese momento, en el desarrollo de la banda y su sonido, Ramón Gacías, batería y programaciones, colaborando también como ayudante producción e incluso coproduciendo algunas canciones, y Copi Corellano, piano, teclados, acordeón, asumiendo roles de director de la banda en ensayos y pruebas de sonido. Ambos tienen además una importante colaboración en la composición de algunos de las canciones del disco 'Pequeño', que da origen a la gira 'Pequeño Cabaret Ambulante'.






Bunbury decidió tras su cambio radical lanzarse al mar (mediterráneo, claro). Este suicidio artístico supuso a la postre su resurrección. Tras la apología electrónica de su debut, que conllevó el lógico rechazo de su habitual parroquia (acostumbrada a las guitarras y al cuero), Enrique tomó la decisión de lanzar un órdago: iba a hacer un disco como le diera la gana, y si fracasaba, se retiraría de la partida de manera definitiva.

Puestos a creérnoslo todo, diremos que el que había planteado como su último álbum fue el que le abrió las puertas a una renovada carrera; la exploración constante de sonidos tradicionales iberoamericanos es su nueva bandera.

En "Pequeño" (Chrysalis, 1999), Bunbury olvida sus delirios de grandeza para volverse humilde, esencial, claro, adulto y casero. De hecho, siempre defendió "Pequeño" como un disco que pudiera ser escuchado por sus padres sin que éstos se taparan los oídos. No sólo logró su doméstico objetivo, sino que también consiguió hacerse escuchar por los críticos y el público, que aplaudieron la nueva criatura al unísono.

"Pequeño" es un trabajo de paleontología musical que rescata sonidos tan olvidados por la música moderna española como el pasodoble, sonidos sudamericanos y arabescos reactualizados. Todo ello envuelto en el embalaje rock, pop, e incluso la electrónica (de una forma mucho más comedida). Comienza a explotar la veta de la música cabaretera (con la sombra de Tom Waits amenazando) en temas como "Infinito" o "De mayor", y lanza al ruedo a una artista en ciernes: Eva Amaral.

Temas con una clara proyección comercial, como el single "El extranjero", se intercalan con otro de menor interés, como "Robinson", pero el conjunto luce de maravilla al lado de otras creaciones mucho más alejadas en intención y pensamiento como las obras setenteras de Serrat o algunas mucho más enraizadas y costumbristas como el folclore patrio de los sesenta.

Así que del posible canto del cisne de Bunbury pasamos a una resurrección sin parangón que marca, de hecho, el primer paso del artista hacia una senda nueva, diferente y original.











   




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